Si entras por la puerta, sal por una ventana

No, no estoy de acuerdo. Si entras por una puerta, debes volver a salir por ella y cerrarla por fuera. Con lo de la ventana sólo pretendía creerme que puedo ser irresponsable y dejar la puerta principal abierta. Que también ;)

miércoles, 30 de junio de 2010

Sobre el periodismo. Sobre los periodistas. Sobre mí.

De la misma forma que hay que tener cuidado con lo que se hace, uno debe también ser muy cuidadoso a la hora de escribir. Todo tiene consecuencias. Hay mil formas de contar una historia. No todas son válidas. Y menos cuando quien la cuenta es un periodista. Hay profesiones que no requieren una gran integridad personal. Hay otras que no se pueden ejercer, o que se ejercen de forma ridícula, cuando esa integridad es inexistente. Esto le sucede también al periodismo. Un zapatero ha de hacer bien los zapatos; una cajera, las cuentas; un modista, el patronaje..., y así sucesivamente. Lo suyo sería que además de hacer bien su trabajo, fueran personas hechas y derechas, con un sentido ético muy desarrollado. Pero no es imprescindible. En cambio, en un periodista sí que lo es. Uno ha de tener, una ética sobre la cual basar sus acciones, sus diferentes formas de enfocar los hechos... Uno ha de tener principios, pues de lo contrario jamás será un profesional en esta profesión. No será verdadero.


Y bien, ¿cómo ha de ser un periodista?

Ha de ser Persona, con mayúsculas. No se le puede escapar una. Persona.


Un periodista debe esforzarse por crear unos hábitos buenos tanto dentro como fuera del ejercicio de su profesión. Sería bueno que buscara el término medio en todas las virtudes que posee. Nos estamos refiriendo a las virtudes aristotélicas, que son un buen ejemplo para guiar la conducta humana.


Uno habrá de ser culto, no queriendo decir con ello un pedante de mucho cuidado, ni un sabio que de todo sepa en profundidad. No. Un periodista es otra cosa. Alguien que conoce en profundidad la historia del mundo, los porqués de su comportamiento a lo largo del tiempo, etc. No hace falta que sepa millones de fechas sobre todos los acontecimientos importantes del mundo, pero sí tener idea de ello. Tal vez podríamos sugerir que el periodista debería tener al menos un esquema mental de hechos significativos que hayan ocurrido en la historia. Un esquema, una idea. No se exige erudición.


Ha de saber estar. No es tan obvio que una persona sepa estar en una situación incómoda, nueva o embarazosa. Un periodista cuanto más tenga de actor, mejor. Y utilizar esa faceta de actor para fines honrados. Jamás se le deberá pasar por la cabeza el que "el fin justifica los medios", pues ahí este profesional perdería toda su honradez, pondría en evidencia su banalización de la Verdad.


Ha de tener en cuenta que su historia, lo que va a contar a través del medio que sea, le va a llegar a la sociedad. Es por ello por lo que debe tener un alto sentido de la responsabilidad tanto individual como social, ya que sabe que su forma de ejercer el periodismo influye directamente en todas esas personas receptoras de sus historias, de sus noticias. Ha de medir sus palabras, incluso los puntos y las comas que escriba, pues cada elemento que compone la noticia hace que ésta se transmita de una manera concreta y que, por lo tanto, de una forma concreta también llegue a los lectores, al público. Se ha de ser inquieto, pero no demasiado impaciente, pues uno puede perder la compostura cuando no sabe esperar. No se deben adelantar jamás acontecimientos. Se ha de ser ligero como una pluma, puro como el actor, sabio como un anciano, luchador como un guerrero, fiel como un amigo, maestro como un hermano.


Principalmente se ha de tener como meta la Verdad, la Realidad, la Búsqueda de la/s misma/ s. A través de unos medios honestos, justos, claros y dignos. Y precisamente para poder llegar a la verdad es que uno debe practicar las virtudes. Pues una vez que una persona consigue convertir en hábitos sus virtudes, ya es capaz de todo. Especialmente cuando se le ponen obstáculos por delante. Cuando a un periodista de le pone una piedra en el camino, éste debe aprender a seguir adelante y a no achicarse ante la presencia ni de ésta piedra ni de ninguna de las otras que se encontrará más adelante, y probablemente cada vez más grandes, a lo largo del ejercicio de su profesión. Cuanto más haya practicado sus virtudes,más fácil le será superar dichos obstáculos, y cada vez le costará menos hacerlo. Pero no todo se queda en eso. Es preciso, para poder superar estas piedras, saber decir que no en muchas ocasiones, saber mantenerse firme tras dar la opinión de uno así como tener la capacidad de reflexionar sobre cada una de las situaciones que se dan mientras se trabaja como periodista. Sin una buena reflexión no hay una buena elección.


Por supuesto, algo de vital importancia en un periodista es que sepa dominar sus instintos, sus pasiones, cuando la situación lo requiera, y que se reserve la liberación del impulso de las mismas para cuando sea adecuado hacerlo. Está bien tener ira, enfadarse, e incluso ser impaciente... Pero no en todo momento ni en todo lugar. Hay que saber, como diría, de nuevo, Aristóteles, cuándo es un buen momento para descargar esa ira, contra quién, por qué, durante cuánto tiempo... Se trata de un dominio de las pasiones. Sólo así será una persona dueña de sí misma.


Un periodista ya puede ir librándose de sus prejuicios si quiere ser bueno en su profesión. Una cosa es estar informado sobre, por ejemplo, una persona a la que se va a entrevistar, y algo muy diferente es hacer la entrevista a partir de esa información pero además habiendo establecido una serie de prejuicios antes de conocer al entrevistado. Un periodista debe estar abierto a todo, pues eso le hará mucho más libre. Y es a través de la libertad que se llega a la Verdad.


Ha de tener capacidad de improvisación, pues en el mundo periodístico nunca se sabe qué puede pasar, ni cuándo. Y no menos importante es la capacidad de creación, la imaginación. La habilidad para contar historias de una forma única, entretenida, auténtica, y que esto sea así hasta tal punto que los lectores esperen impacientes sus noticias, confiando en el periodista, en la verosimilitud de lo que éste va a contar cada vez. Se han de buscar mil formas de llegar al público, que está sentado en las butacas esperando que les cuentes algo que les sirva para su vida. Pero no se conforman con cualquier cosa: has de emocionarles, como espectadores que son. Y has de meter también la Verdad en la emoción, en le transmisión. Y debes buscar que ese público vuelva a su casa reflexionando sobre la historia que tú les has planteado. Conseguir que salga comprendiendo esa Verdad que tú les has querido mostrar.


Debemos olvidar ese sueño ya lejano que todos teníamos de pequeños de ser héroes famosos a los que todos admiran para convertirnos en algo más humilde, al servicio del espectador, del ciudadano. Podemos seguir soñando, y tal vez lleguemos algún día a ser considerados unos héroes, pero no debemos perder de vista la Realidad, que es adonde debemos conducir a nuestro público. Esa es la Verdad del Periodismo.


Yo no me considero aún totalmente capacitada para ser periodista. Si bien es cierto que creo comprender para qué sirve esta profesión, no podré comprobarlo hasta que empiece a trabajar en ello. Siento que tengo unos principios éticos y morales bastante sólidos, pero quién sabe si los tengo precisamente porque apenas ninguna situación los pone en peligro. Probablemente en mi ejercicio de esta profesión dichos principios se tambaleen y busquen una base más firme sobre la que apoyarse. Siento que me falta un gran camino por recorrer. Siento que lo que estoy escribiendo con palabras no será real hasta que entre a trabajar en el terreno periodístico. Me pregunto cómo reaccionaré. Cuántas veces se me pedirá que renuncie a mis principios. Cuántas habrá de decir No. Cuánta incomprensión me puedo encontrar en el camino. Y cuánta Verdad, también.


Me siento pequeña, muy pequeña, y tengo la sensación de que así me sentiré siempre, no importa cuánto lea o cuánto viva. Sé, de cualquier forma, que todo lo que lea y todo lo que viva me va a hacer crecer como Persona, por muy pequeñita que me vaya a seguir eternamente sintiendo.


Creo que el periodismo exige Entrega. Que es a través de ésta que se encuentra la Verdad. Que ésta es lo que le hace a uno Libre. Que la libertad que encuentra un periodista se la transmite a los espectadores que están sentados en el Teatro, mirando hacia el escenario, esperando esa entrega, esa explicación sobre el mundo. Esos espectadores que vuelven a sus casas con un trocito más de vida con cada cosa que el actor les cuenta, les transmite. Que vuelven con un poco más de Comprensión.